Datagramas
En una red de datagramas cuando se quiere enviar datos no se procede al establecimiento de la conexión y, por tanto, tampoco existe fase de terminación de la conexión. Los datos se envían directamente a la red, para ello, en el mismo datagrama se especifica la dirección de destino y se confía que la red sea capaz de encaminar cada datagrama.
Para ello, la red se encarga de tener actualizadas las tablas de reenvío. Por ejemplo, en Internet se ejecuta distintos protocolos de encaminamiento de forma automática, los cuales son los encargados de ir actualizando estas tablas.
Disponer de una tabla de reenvío con todos los posibles destinos no es práctico, por ejemplo, el número de direcciones en Internet es muy elevado, más de 4.000 millones. Por lo que en estas tablas solo se suelen recoger rangos de direcciones, con una salida por defecto. De esta forma con pocas entradas se puede dar cabida a todos los posibles destinos.
Figura 32: Tabla de reenvío en una red de datagramas
Para tener tablas de reenvío con pocas entradas es también importante tener una buena política de direccionamiento. Por ejemplo, si en una red se tiene asociado un rango de direcciones continuo para una zona de la red, con una entrada sería suficiente para ese rango. Por ejemplo, en la figura 32 vemos como a partir del encaminador A hay cuatro redes, y en cada red hay un número de elementos que se les han asociado a cada uno un número dentro de un mismo rango: en el encaminador B están comprendidos entre el 1y el 19, en el encaminador C, entre el 20 y el 29, así sucesivamente. Vemos que en esta red, la tabla de reenvío del encaminador A sólo tiene 3 entradas.
Figura 33: Tabla de reenvío en una red de datagramas
En cambio, si los rangos no son continuos, haría falta tener más entradas. Así, en el ejemplo de la figura 33 tenemos el mismo esquema de red, pero se han asignado los rangos no de forma continua. En este caso, vemos que, para el mismo número de elemento, en la tabla de reenvío del encaminador A han sido necesarias 8 entradas